Emperador de España
Toledo es depositaria de más de 2000 años de historia. Sucesivamente fue municipium romano, capital del reino visigodo, fortaleza del emirato de Córdoba, avanzadilla del reino cristiano y, en el siglo XVI, sede temporal del poder supremo bajo el mandato de Carlos V. Sus numerosas obras de arte y arquitectura son producto de tres grandes religiones: el judaísmo, el cristianismo y el islam.
El circo romano de Toledo era uno de los más grandes de Hispania, con 423 metros de largo y 100 metros de ancho, con una pista de 408 metros de largo y 86 metros de ancho[6]. Una inscripción fragmentaria en piedra recoge los juegos de circo pagados por un ciudadano de nombre desconocido para celebrar que había alcanzado el sevirato, una especie de sacerdocio que confería un alto estatus. Los arqueólogos también han identificado partes de un asiento especial del tipo utilizado por las élites de la ciudad para asistir a los juegos de circo, llamado sella curulis. El circo podía albergar hasta 15.000 espectadores[6].
Península Ibérica
Así volvió el Cid de la tierra de los moros y de su destierro a Castilla. El rey le recibió con muchos honores y le dio siete castillos con sus tierras. También firmó una promesa de que el Cid conservaría para siempre para él y sus descendientes los castillos, ciudades y lugares que ganara a los moros o a otros. De este modo, el Cid volvió a gozar del favor del rey.
Ahora reinaba en Toledo el rey Yahia, que era nieto de Alimaymon. Hay que recordar que Alimaymon era amigo de don Alfonso, que lo recibió cuando huyó de don Sancho, y que don Alfonso había jurado no hacer ningún mal a Alimaymon ni a sus hijos, pero el nieto Yahia no fue mencionado en el juramento. En ese momento Alimaymon había muerto, y su hijo Hocem también, y Yahia, el nieto, estaba en el trono.
Este Yahia era un mal rey, insolente, cruel, y oprimía a su pueblo hasta el punto de que no podía soportar más su yugo. Tampoco se esforzaba por proteger a sus súbditos de sus enemigos, que venían y saqueaban la tierra a su antojo, y su pueblo se dirigió a él y le dijo: “Defiende a tu pueblo y a tu país, o debemos encontrar un rey que lo haga”; pero él no hizo caso de lo que le decían.
Isabel de España
El Cid de la historia y de la fábula que se acepta de él no se funden, por lo que los historiadores se quedan con la pregunta, ¿cuál fue el verdadero Cid? Del mismo modo, se debate el papel de Alfonso VI por su impacto en la región. Durante cientos de años, los españoles han debatido esta diferencia y el papel de los líderes en la historia de Iberia (la actual España y Portugal). A mediados y finales del siglo XVI, el Cid se hizo un nombre como gran líder militar, luchando contra cristianos y musulmanes por igual. Sus logros produjeron tal clamor que se convirtió en una leyenda a los ojos de los ciudadanos de la Península Ibérica. Tanto The Epic of the Cid: como The Quest for El Cid, del historiador Richard Fletcher, intentan crear una versión más compleja de esta figura legendaria.
La investigación de este artículo se centra en las causas de la conquista y las batallas por de dos importantes figuras históricas: El Cid, también conocido como Rodrigo de Vivar y Alfonso VI de Castilla y León (r. 1065-1109) y cómo sus vidas se cruzaron. La Península Ibérica en el año 1000 de nuestra era (la actual España) y la muerte de estos dos líderes se explica en relación con el efecto que su muerte tuvo en su respectivo panorama político posterior. Alfonso VI fue el rey de Leán y más tarde de León-Castilla unida, mientras que El Cd fue su vasallo en ocasiones y un conquistador por derecho propio, que culminó con la conquista de Valencia a principios de la década de 1090.
Reino de toledo
Alfonso VI (1040-1109) se convirtió en rey de León en 1065 y de Castilla en 1072. Rey combatiente de la Reconquista española, más tarde se enemistó con el Cid y no pudo hacer frente a los invasores almorávides. Alfonso era el segundo hijo predilecto de Fernando I, Conde de Castilla y Rey de León. Por los términos de la división del reino de su padre, Alfonso se convirtió en rey de León en 1065. (El hijo mayor, Sancho, pasó a ser rey de Castilla, y Galicia fue asignada al hijo menor, García). Las relaciones entre Alfonso y Sancho fueron hostiles desde el principio, y Sancho le derrotó en Llantada en 1068. En 1071 los hermanos se unieron temporalmente para privar a García de Galicia, pero al año siguiente Sancho volvió a derrotar a Alfonso en una batalla, haciéndole prisionero pero permitiéndole partir al exilio en el reino islámico de Toledo.
Alfonso pasó 9 meses en Toledo como invitado del rey al-Mamun, partiendo en octubre de 1072 después de que su hermana Urraca hubiera tramado el asesinato de Sancho. Alfonso era ahora rey de Castilla, pero fue obligado por el principal ayudante militar de Sancho, Rodrigo Díaz (el Cid), a repudiar públicamente su complicidad en el asesinato de su hermano.