Apolo y Artemisa
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Leto en los antiguos mitos griegos era la representación de la maternidad. Como toda madre, sufrió mucho para dar a luz a sus hijos y luego para protegerlos y criarlos como es debido. Leto sufrió muchas desgracias a causa de su relación con Zeus, lo que provocó los celos de Hera y maldijo a Leto para que no encontrara un lugar estable en la Tierra para dar a luz a sus hijos. Así surgió Delos, que se creía que era una isla flotante. Leto dio a luz allí a Artemisa y Apolo y desde entonces Delos se convirtió en el lugar sagrado del dios Apolo.
Leto era hija de los titanes Creso y Febe. Ella misma tenía algunos poderes sobrenaturales, pero sólo unos pocos, en comparación con los dioses olímpicos. Leto es famosa sobre todo por su relación con Zeus, que tuvo como resultado el nacimiento de dos hijos divinos, que más tarde serían considerados entre los doce dioses olímpicos, Artemisa y Apolo. Todo comenzó cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada de su marido, Zeus. Furiosa y avergonzada por esta traición de Zeus, maldijo a Leto para que no encontrara un terreno sólido o una isla en la Tierra para dar a luz a sus hijos.
¿Por qué era conocida Artemisa?
En el mito y la literatura, Artemisa se presenta como una diosa cazadora de los bosques, rodeada de sus seguidores, a la que no se puede traicionar. En el mito de Acteón, cuando el joven cazador la ve bañarse desnuda, es transformado en ciervo por la diosa enfurecida, y luego devorado por sus propios perros de caza, que no saben distinguir a su propio amo. En la historia de Calisto, la muchacha es expulsada de la compañía de Artemisa después de romper su voto de virginidad, tras acostarse con Zeus y quedar embarazada de él. En algunas versiones, Artemisa es la que convierte a Calisto en oso, o incluso la mata, por la insolencia.
En la tradición épica, Artemisa detuvo los vientos que soplaban las naves griegas durante la guerra de Troya, dejando varada a la flota griega en Aulis, después de que el rey Agamenón, líder de la expedición, disparara y matara a su ciervo sagrado. Artemisa exigió el sacrificio de Ifigenia, la joven hija de Agamenón, como compensación por el ciervo asesinado. En la mayoría de las versiones, cuando Ifigenia es conducida al altar para ser ofrecida en sacrificio, Artemisa se apiada de ella y se la lleva, dejando otro ciervo en su lugar.
Afrodita
Zeus se apareó con la diosa LETO [lee’toh] (LATONA) y ésta dio a luz a ARTEMIS [ar’te-mis] (DIANA) y APOLLO [a-pol’loh] en la isla de Delos. Según algunos relatos, Artemisa nació primero y ayudó en el parto de su hermano. De este modo, reveló de inmediato sus poderes como diosa del parto, que comparte con Hera y Eileithyia. El nacimiento de las deidades gemelas Artemisa y Apolo las une estrechamente desde el principio. La encantadora Artemisa se unirá en ocasiones a su apuesto hermano para supervisar las danzas de las Musas y las Gracias, y ambos se deleitan con el arco y la flecha.
La habilidad en el tiro con arco de Apolo y Artemisa se ejemplifica en su defensa del honor insultado de su madre, Leto. Las mujeres de Tebas honraban mucho a Leto y a sus dos hijos. Sus homenajes le parecieron excesivos a NIOBE [neye’o-bee], que se jactaba de ser mejor que Leto porque no sólo era rica, hermosa y reina de Tebas, sino que había dado a luz a siete hijos y siete hijas, mientras que Leto sólo era madre de un hijo y una hija. Leto se quejó a sus hijos de la arrogancia de Niobe y éstos se vengaron rápidamente. Con flechas infalibles, Apolo mató a los siete hijos de Leto, y Artemisa a las siete hijas. Cuando Artemisa estaba a punto de disparar a la más joven, Niobe intentó proteger a la muchacha y rogó que se perdonara a esta última, sin éxito. La propia Niobe fue convertida en piedra y llevada por un torbellino a la cima de una montaña en su antigua patria, Frigia. Allí, las lágrimas que caen desgastan su rostro.
¿Quiénes son los hermanos de Artemisa?
En el mito y la literatura, Artemisa se presenta como una diosa cazadora de los bosques, rodeada de sus seguidores, a la que no se puede traicionar. En el mito de Acteón, cuando el joven cazador la ve bañarse desnuda, es transformado en ciervo por la diosa enfurecida, y luego devorado por sus propios perros de caza, que no saben distinguir a su propio amo. En la historia de Calisto, la muchacha es expulsada de la compañía de Artemisa después de romper su voto de virginidad, tras acostarse con Zeus y quedar embarazada de él. En algunas versiones, Artemisa es la que convierte a Calisto en oso, o incluso la mata, por la insolencia.
En la tradición épica, Artemisa detuvo los vientos que soplaban las naves griegas durante la guerra de Troya, dejando varada a la flota griega en Aulis, después de que el rey Agamenón, líder de la expedición, disparara y matara a su ciervo sagrado. Artemisa exigió el sacrificio de Ifigenia, la joven hija de Agamenón, como compensación por el ciervo asesinado. En la mayoría de las versiones, cuando Ifigenia es conducida al altar para ser ofrecida en sacrificio, Artemisa se apiada de ella y se la lleva, dejando otro ciervo en su lugar.